Un clorador salino convierte la sal en cloro, un desinfectante natural, para mantener el agua de la piscina libre de bacterias y microorganismos. Un mantenimiento adecuado asegura que el clorador funcione eficientemente, proporcionando niveles de cloro adecuados para mantener el agua limpia y segura.
Un mantenimiento regular ayuda a prevenir el desgaste prematuro del clorador salino y sus componentes.
Componente del clorador, la célula
La célula desempeña un papel esencial en el funcionamiento del clorador salino, siendo la responsable de la producción de cloro. Aunque la mayoría de los cloradores están equipados con electrodos autolimpiables mediante la técnica de «inversión de polaridad», en ciertas ocasiones pueden acumularse minerales y sedimentos, lo que podría disminuir la producción de cloro y acortar la vida útil de la célula.
Si el agua de tu piscina presenta dureza cálcica, contiene minerales en suspensión o proviene de un pozo, es probable que los electrodos se ensucien con mayor rapidez. Por esta razón, resulta fundamental realizar revisiones y limpiezas periódicas de la célula para prevenir la acumulación de sedimentos y así preservar la calidad del agua.
La limpieza regular de la célula no solo asegura un rendimiento óptimo del clorador, sino que también contribuye a prolongar su vida útil y a mantener la eficacia en la desinfección del agua. Al llevar a cabo estas prácticas de mantenimiento, se asegura una producción constante de cloro y se evita la posibilidad de problemas asociados con la acumulación de minerales y sedimentos en los electrodos. Este cuidado preventivo no solo optimiza el rendimiento del sistema, sino que también garantiza una experiencia de piscina más segura y saludable para quienes la disfrutan.
Limpieza regular de la célula:
- Apaga la bomba de la piscina y el sistema de cloración salina.
- Retira la célula del clorador según las instrucciones del fabricante.
- Inspecciona la célula en busca de acumulaciones de minerales o depósitos.
- Limpia la célula con una solución ácida suave o un desincrustante específico para cloradores salinos.
- Enjuaga bien la célula con agua a presión.
- Vuelve a instalar la célula siguiendo las indicaciones del fabricante.
Además debes tener en cuenta otros procesos en el mantenimiento.
Revisa los niveles de sal:
- Verifica regularmente los niveles de sal en la piscina utilizando un kit de prueba específico para cloradores salinos.
- Añade sal según las recomendaciones del fabricante si los niveles son bajos.
- Control de pH y otros parámetros:
- Mide y ajusta los niveles de pH regularmente para asegurar una desinfección efectiva.
- Monitorea otros parámetros importantes, como alcalinidad y dureza del agua, y ajústalos según sea necesario.
Metales en suspensión
La presencia de metales en suspensión puede tener un impacto considera
ble en la integridad de la célula del clorador salino, afectando negativamente su rendimiento a lo largo del tiempo. Este fenómeno se debe a que, durante el proceso de electrólisis, los metales presentes en el agua tienden a adherirse a las placas del clorador salino, acelerando así el deterioro de su superficie.
Si el suministro de agua de tu piscina proviene de un pozo, o si existe la sospecha de la presencia de metales como hierro o magnesio en el agua de la piscina, es fundamental llevar a cabo un proceso de eliminación de metales.
La solución a este problema implica el uso de un líquido antimetales diseñado específicamente para piscinas. Siguiendo las indicaciones del fabricante, debes aplicar este producto, lo que contribuirá a neutralizar la presencia de metales en suspensión en el agua de la piscina. Este proceso no solo protegerá eficazmente la célula de electrólisis de sal, sino que también prolongará significativamente su vida útil.
Mantenimiento en invierno
El mantenimiento de una piscina salina durante el invierno es crucial, ya sea que decidas cerrar completamente la piscina o mantener la filtración activa durante esta temporada. Una recomendación esencial es retirar la célula del clorador salino de la depuradora al finalizar la temporada de verano.
Con las bajas temperaturas, la reproducción de algas y microorganismos disminuye, reduciendo la necesidad de cloro. Durante los meses de otoño e invierno, se aconseja utilizar sistemas de dosificación de cloro lento, como las boyas de invernaje para piscinas.
Adicionalmente, cuando la temperatura del agua es baja, la conductividad del agua también disminuye, lo que lleva al clorador salino a compensar esta reducción aumentando la intensidad eléctrica. Esta mayor intensidad eléctrica, sin embargo, puede acortar la vida útil de las placas del electrodo del clorador salino.
Al seguir estas recomendaciones, no solo mantendrás la piscina en condiciones óptimas durante el invierno, sino que también preservarás la eficacia y durabilidad de tu sistema de cloración salina. Un cuidado adecuado en los meses más fríos garantiza que tu piscina esté lista para disfrutar en cuanto llegue la temporada de calor.
Un limpiafondos de piscina es un complemento ideal para un clorador salino. Ambos desempeñan roles distintos pero complementarios en el mantenimiento integral de la piscina.
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